Comienzo mi editorial con una afirmación que hice tiempo atrás en un artículo que publiqué en LinkedIn: “no hay que ser un experto para entender que Vaca Muerta es ya una realidad”, con un alcance e impacto muy fuertes para el país, no sólo en materia energética, sino también en lo referido a comercio exterior.
En este contexto, destaco dos hitos clave ocurridos recientemente que marcan un antes y un después en la industria. Hablo del comienzo de las obras del gasoducto Néstor Kirchner (fundamental para un transporte de gas que nos permitirá canalizar los altos niveles de producción para pasar de un modelo importador a uno exportador); y la expansión de empresas de primera línea en la región, los cuales estaban un tanto aletargadas, pero durante 2022 volvieron a concretarse. Cito en tal sentido a Tenaris y Adreani, que adquirieron tierras para sus operaciones, y lo hicieron, nada más y nada menos, que en Distrito Industrial Río Neuquén.
Para culminar quiero dedicar unos párrafos al panorama de cara a 2023. Destaco también dos obras que serán nuevos pilares para la industria de la región, y que confirman que Vaca Muerta es futuro, pero también presente. Me refiero a la ruta 67 -une la gran ciudad de Neuquén con Vista Alegre y luego con Añelo- que estará totalmente asfaltada en los próximos meses, y la ampliación de la ruta 7, que será una autovía de ida y vuelta y de doble circulación.
